domingo, 4 de marzo de 2018

Día de la mujer sin mujeres en los gobiernos






REVOLUCIÓN INVISIBLE
La historia de la humanidad esta plasmada de guerras, guerras para mostrar poderío, para cimentar imperios o para establecer autonomías. Guerras estériles que solo han servido, en la mayoría de las veces para acrecentar fortunas y cambiar de mano la estafeta del poder.
Sin embargo, a la par de la búsqueda del poder se ha ido gestando una revolución no sangrienta ni convencional: la demanda de las mujeres para ser parte en la toma de decisiones en el gobierno de sus comunidades.

Desde que se confinó a la mujer a las labores del hogar, al mundo privado de la educación de las nuevas generaciones y a consolar a los líderes, el 50% de la población dejó de ser responsable en las tomas de decisiones para gobernar su comunidad.

Desde la aparición de la propiedad privada, el avance ha sido lento y tortuoso. Hoy a nivel mundial, tan solo 16 mujeres presiden los gobiernos de sus países.

 En México 7 mujeres han sido electas gobernadoras desde que obtuvimos el derecho a elegir y las presidentas municipales apenas rebasan el 10% en los más de 2600 municipios que hay en el país.  Estos números no significan un avance real en la participación política de las ciudadanas mexicanas.
Los partidos políticos cumplen con las cuotas de genero establecido por la ley, pero al interior no se capacita ni educa para gobernar. Se designan a quienes aseguren la férrea disciplina de la elite partidaria, las que se alinean con el partido.

A las mexicanas nos falta aun mucho trecho por recorrer para ser parte de gobierno. Nos falta prepararnos para gobernar, desde un municipio hasta el país, desde las obsoletas regidurías hasta los congresos donde se legisla.

Es necesario que en casa y en las escuelas se despierte la ambición en las niñas para que aprendan a tomar decisiones de gobierno.

No es justo para las mujeres ni para la sociedad que solo cuando somos víctimas de la violencia institucional y de la violencia generada por la delincuencia elevemos la voz. No es justo que miles de madres de familia, de hijas, de hermanas tengan que vivir con la angustia de no saber dónde están sus familiares desaparecidos.

El Estado tiene una deuda con cientos de mujeres a las que les ha negado la justicia por los familiares asesinados. Pero tampoco es justo que algunas mujeres acepten como recompensa a las perdidas generadas por la violencia del país, cargos públicos que en nada han influido para rehacer el tejido social que la corrupción y la impunidad han roto.

Por la igualdad y la equidad en la vida pública, no se puede seguir vetando la participación capaz de hombres y mujeres que no encajan en el modelo del gobierno que ha condenado a millones de mexicanos a la miseria y a la expulsión de la tierra que los vio nacer.

Para que la equidad de género deje de ser una moda y un tema de política pública, las ciudadanas debemos ganarnos el derecho a participar y a gobernar y dejar de esperar la limosna de las cuotas que el patriarcado político nos ha asignado.
 Josefina Sanchez Ponce.











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