martes, 28 de agosto de 2012

Libertad de Expresión


PROPIEDAD PRIVADA DE BENEFICIO PÚBLICO


“No hay democracia sin libertad de expresión”

Hace algunos meses los jóvenes de distintas universidades pusieron en la mesa de discusión el asunto de los medios privados de comunicación.
Una de las demandas originales de #132 fue la apertura hacia la democracia de Televisa y Televisión Azteca; ahora que se está convocando a la discusión pública de la necesidad de crear una Nueva Constitución Política que establezca  el proyecto de nación que garantice  calidad de vida digna para todos los mexicanos es necesario acotar el uso y ejercicio de la libertad de expresión cuando se vincula con los medios privados de comunicación masiva.

 Es evidente que el cuarto poder también tiene que ser democratizado sin que ello conlleve a hablar de terminar con el derecho a la propiedad privada. Pero si deben establecerse los compromisos éticos que las empresas de este ramo adquieren al ser parte importante del ejercicio democratizador de Nuestra Patria.

Cada  empresa tiene su línea editorial, pero no por ello debe usarse como medio de chantaje hacia quienes gobiernan o hacia quienes disienten de su línea, ni pueden convertirse en cómplices de gobernantes excluyendo de sus frecuencias a las voces críticas. Ni es ético que  amparándose en una desdibujada concepción de la integridad física de las fuentes, se abran micrófonos y cámaras a supuestas denuncias ciudadanas anónimas que son usadas para denigrar la obra de personas o instituciones sin ningún fundamento y sin que los medios de comunicación privados investiguen la  veracidad de  mismas.
Ante el respeto a la propiedad privada de los medios de comunicación, el estado debe establecer el equilibrio a través de los medios públicos de radiofonía y televisión.

Es aberrante que estaciones de radios públicas, sobre toda las que dependen de los gobiernos de los estados, se conviertan en el medio oficial para adular las obras de los gobiernos en turno y cierren los espacios para los disidentes y a la discusión pública de los temas de interés comunitario.
¿Cómo podemos los mexicanos comparar y cotejar propuestas, no solo políticas sino también las educativas, culturales o de seguridad pública si los pensamientos críticos están vedados de los espacios radiofónicos o televisivos?

En la lucha en contra de la corrupción, la ineficiencia, la mediocridad de quienes nos gobiernan todos debemos ser actores, y ante la discusión ya de que Nuestra constitución no necesita una reforma más sino que se debe reescribir, el derecho a la libre expresión debe estar asegurado a través de los medios públicos y privados con la única salvedad de la ética y la  responsabilidad de quien hace uso de ese derecho.