jueves, 15 de mayo de 2014

Madres niñas

SE PRESUME EMBARAZADA


“En 2011 nacieron en México 472,987 niñas y niños cuyas madres eran menores de 19 años; de ellas, 11521 tenían menos de 15 años. Esta cifra implica que prácticamente uno de cada cinco partos en México se registra en esos grupos de edad. Según INEGI, los estados con mayor porcentaje de embarazos  adolescentes son: Chihuahua, Coahuila, Durango, Nayarit, Sonora y Sinaloa.
Es de destacarse que entre la población femenina adolescente, el 25% no tiene acceso a métodos anticonceptivos, mientras que para el resto de las mujeres el no acceso es de 12.4%, (Fuente: México Social 07/05/2013)”

Adolecente significa crecer o desarrollarse; es decir, es la etapa en la que el ser humano adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la adultez y consolida su independencia socioeconómica, no una etapa donde el embarazo o la maternidad y menos aún, la paternidad, con la idea de que el padre es cabeza de familia, sean etapas para ser experimentadas. 

Para los padres de familia es difícil entender el comportamiento de sus hijos y se niegan a aceptar que la sexualidad en la época actual es un tema que se encuentra íntimamente ligado a los derechos y libertades plenas de los jóvenes y adolescentes. 

En México, la mayoría de los casos de embarazo juvenil se presentan en adolescentes con niveles bajos de estudio o  que carecen de información  sobre  la responsabilidad de la práctica sexual y/o el uso de métodos anticonceptivos. 
Las estadísticas muestran que en los países desarrollados con acceso a una educación sexual institucional el embarazo entre adolescentes es mucho menor qué el que existe en nuestro país. 

Los embarazos tienen distintos orígenes, en las zonas urbanas la presión social para iniciar la vida sexual a temprana edad, a veces desde los 13 años; el consumo de alcohol o drogas que facilita la intimidad sin precaución o el deseo de las jóvenes de escapar de los problemas familiares llevan a embarazos no deseados; a ello hay que agregar los casos de niñas violadas en sus casas, por  familiares o conocidos y  que ignoran estar embarazadas hasta el momento en que dan a luz.
Los riesgos que enfrenta, una adolescente embarazada parten del temor de informar en su casa del embarazo, lo que la  lleva a carecer de  atención médica apropiada  y que pueden provocar serios problemas de salud tanto a la madre como al producto, y en algunas ocasiones la muerte de ambos. 

Sicológicamente una joven que se ve en la disyuntiva de asumir la responsabilidad de un nuevo ser es traumática porque  no sabe cómo es ella en su madurez y tienen que hacer crecer y proteger a un hijo, en la mayoría de las ocasiones solas o con sus padres, ya que los padres jóvenes  las abandonan por el miedo de no poder con la responsabilidad económica de una familia nueva para la que no estaba preparado. 
Una madre joven en este momento, no se le puede rechazar del sistema educativo, pero la realidad es que al carecer de recursos y de instituciones donde se eduque a las jóvenes madres junto con sus hijos ellas se ven forzadas a abandonar sus estudios porque su prioridad es cuidar al nuevo ser. El abandono de la escuela les impide a estas jóvenes  tener acceso a mejores oportunidades de empleo, llevándolas a buscar como fuente de ingreso empleos mal pagados o, en el peor de los casos, la prostitución. 

Es urgente que el Estado asuma la responsabilidad de enfrentar el problema y replantear las formas en que se tiene que impartir la enseñanza del ejercicio responsable de la sexualidad humana; para ello, es necesario que en las escuelas de educación básica se impartan las clases sobre el tema y que el sector salud, con personal capacitado brinde orientación sobre métodos anticonceptivos apropiados para ser utilizados por los adolescentes.
Además, es urgente que las madres adolescentes tengan acceso a las guarderías para que sus hijos sean atendidos mientras ellas concluyen sus estudios o reciban capacitación laboral para poder tener acceso a empleos mejor pagados, que sean suficientes para proporcionar a su hijo una vida de calidad.
 El Estado de Coahuila debe modificar sus códigos para permitir que un hijo sea dado en adopción cuando la mujer carezca de las capacidades para atenderlo y en el mejor de los casos, despenalizar la decisión de suspender un embarazo no deseado.

 Este círculo de madres adolescentes, de abuelas jóvenes, se tiene que romper porque no es posible que jóvenes en pleno desarrollo vean su vida truncada por una maternidad y paternidad precoces por falta de educación y formación. 
México necesita que todos nosotros, hombres y mujeres nos desarrollemos plenamente para contribuir en la construcción de una Patria grande que asegure a las siguientes generaciones una vida sana, gozando plenamente de su vida y de sus derechos. 
Profra. Josefina Sanchez Ponce