sábado, 16 de abril de 2016

Soy Maestra de Corazón

EN LA DEFENSA DEL ARTÍCULO TERCERO.


¿Qué solucionaran los egresados de las universidades y de los tecnológicos que sean contratados como maestros en la escuela pública?

La campaña mediática que realizó la Iniciativa Privada y Televisa, avalada por el gobierno federal en contra de los maestros de México dio sus frutos. Hoy, los maestros y maestras son  vistos como los enemigos de la calidad educativa que requiere el mercado global.

La escuela pública es catalogada como la guardería más grande del mundo. Los padres envían a sus hijos porque saben que mientras ellos trabajan, sus hijos están siendo cuidados. No se ve a la escuela pública como el lugar donde la niñez mexicana tiene acceso al conocimiento.

Y la  Ley del Servicio Profesional Docente está abonando de manera soterrada a ese estigma al abrir la convocatoria para que cualquier egresado de las escuelas superiores que se encuentren desempleados, participen en los exámenes de oposición y puedan ser contratados como maestros en primarias, secundarias y bachilleratos del país.

Sino son maestros, no importa, la Secretaria de Educación Pública destinará recursos para que durante dos años  se le capacite como profesional de la educación.

Fracasó el modelo educativo en gran medida por la corrupción, durante años al maestro se le utilizó como acarrea votos para el PRI y el servicio se pagó habilitando a cualquier recomendado para que cobrara como maestro. La SEP dejó a un lado a las escuelas normales donde deberían preparase a los maestros con las nuevas tecnologías de la enseñanza en manos de grupos de poder de cualquier color e interés hasta que finalmente fuimos catalogados como un país de reprobados. Y habría, entonces,  que terminar con el lastre en que se convirtió el sindicato que ya no era útil en la aparición de la democracia a la mexicana. La educación y la escuela de los pobres, que en México somos la mayoría, no importaba.

Hay que cumplir con las exigencias de la OCDE y formar hoy a seres humanos que sepan manejar máquinas, no que generen tecnologías nacionales; hay que formar hombres y mujeres capaces de trabajar en equipo y de resolver problemas de trabajo, no seres humanos capaces de generar una filosofía nacional que le dé sentido al proyecto de nación que también fue corrompido al institucionalizarse la revolución social de 1917.

La solución es contratar a no maestros. Contratos de hasta dos años para observar si pueden volverse profesionales de la educación, es decir, si pueden ser consejeros, orientadores, confidentes, instructores de artesanías, motivadores y además abrir las mentes para el conocimiento.
En dos años hay que aprender a enseñar a leer y  abrir la mente para disfrutar la lectura, no para cuestionar lo que se lea. En dos años habrá que demostrar que se pueden realizar con eficiencia operaciones matemáticas, no buscar nuevos procedimientos científicos. Y entonces, solo entonces se creerá que la Educación de Calidad es una realidad.

Quizás dentro de diez años los padres de familia que se están formando en el aula en este momento  seguirán repitiendo el patrón: votar por quien paga, pagar para que los trámites se agilice, callar ante la injusticia y  cerrar los ojos ante la corrupción y la impunidad.

Cualquier cosa, menos respetar el derecho a vivir en un País donde su población cuente con una calidad de vida igual a la de los países del primer mundo que hoy se trata de imitar en materia educativa.
Profra. Josefina Sánchez Ponce
jsanchezponce@hotmail.com


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