La desaparición de mujeres en México es violencia feminicida y una deuda del Estado.
Cada día, 80 mujeres y niñas desaparecen, dejando a sus hijos en la orfandad física y económica. En 2024 se registraron más de 13,000 desapariciones y en los primeros meses de 2025 ya suman casi 30,000. Esta tragedia no solo arrebata vidas, también condena a familias enteras a la pobreza y al abandono institucional. El silencio y la inacción del Estado son complicidad.
Pero la violencia también se manifiesta
en la economía: millones de mujeres, especialmente madres solteras, enfrentan
empleos precarios, salarios más bajos que los hombres y escasas oportunidades
de ascenso. Aunque sostienen gran parte de la fuerza laboral, menos del 4%
llega a ser directora general en empresas importantes, y muchas cargan solas
con la responsabilidad de sus familias.
Los apoyos económicos que reparte el
Gobierno Federal están muy lejos de ser la solución a esta forma de violencia:
faltas de guarderías con personal profesional y capacitado, oportunidades de
capacitación laboral que se refleje en salarios sustanciosos, y seguridad
social que no vuelva a las mujeres de la tercera edad en cargas insostenibles
para las hijas que deben velar por ellas.
La violencia económica que viven
millones de mujeres mantiene a México atrapado en la pobreza. Una pobreza que
se ha convertido en un mal endémico y transgeneracional
La utopía de equidad que ha permeado el
discurso político se extenderá hasta el año 2051cuando sean equitativos los
puestos de alta responsabilidad en la IP porque para lograrlo se requiere
capacidad, lo que no sucede en los cargos políticos donde las cuotas han puesto
en evidencia la incapacidad de legisladores y legisladoras para sentar las
bases de una verdadera equidad en lo social, lo económico, lo educativo y,
sobre todo, en el acceso a la justicia.
Decepción total ha sido la primera mujer
en la Presidencia de la República que repite discursos heredados de su
antecesor, sin mostrar voluntad propia y mucho menos capacidad para enfrentar
la impunidad que domina todos los espacios de la vida en México.
Prevenir y sancionar el asesinato de
mujeres, de la desaparición forzada de mujeres, o la venta para la trata son
demandas que deberían ser prioritarios en la agenda política de los gobiernos.
Pero esos datos, no se ven, esas cifras, se maquillan, esos dolores se cubren
con abrazos solidarios: son datos que no se detienen en NI UNA SOLA LEY O
REFORMA que muestre verdadera voluntad política para enfrentar el problema.
Otro 25N naranja sin respuestas. Solo
oídos sordos y Casa de gobierno cercada. Pero nuestra voz no se calla: exigimos
justicia, verdad y dignidad
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