SER MIGRANTE EN UN PAÍS DE HIPÓCRITAS
“Son tres fronteras las que tuve que cruzar
por tres países anduve indocumentado
tres veces tuve yo la vida que arriesgar
por eso dicen que soy tres veces mojado”
por tres países anduve indocumentado
tres veces tuve yo la vida que arriesgar
por eso dicen que soy tres veces mojado”
Transitar por caminos desconocidos en países que hablan la misma lengua no es sinónimo de seguridad.
Hombres y mujeres de cualquier edad con un bulto en la mano y el corazón lleno de esperanzas caminan con el hambre ancestral en busca de un trabajo que les devuelva la dignidad de seres humanos.
Atrás queda la violencia institucionalizada por un sistema económico que tiene al Dinero como Dios y niega el derecho de vivir a los hombres.
Pasos que llevan a forjar caminos de dolor y violación constante de todas las leyes, humanas y divinas siguieron 70 p 76 o90 o miles de hermanos que son vistos como proveedores de riqueza para las bandas de traficantes de mano de obra barata para los obrajes del primer mundo.

¿Quién hablará ahora por que se respete la vida de nuestros hijos que buscan el sueño americano y cruzan la frontera?
Las voces de la gente de conciencia deben unirse y poner un alto a los criterios racistas en México, a la corrupción, al abuso sistemático de los derechos humanos que obligan a sobornar a las autoridades o sufrir golpiza y retorno forzado a la frontera sur de los migrantes centroamericanos. Basta ya de de secuestros y extorsiones por “coyotes” que le dan el valor de una bala a la vida de nuestros hermanos.
Mientras no se humanice la generación de la riqueza y el capital sea visto como un medio para proveer satisfactores que eleven la calidad de vida sin afectar la naturaleza, las migraciones por hambre seguirán existiendo poniendo en riesgo, a la larga, la tan anhelada paz social.
Atentamente
Profra. Josefina Sánchez Ponce