MI
CASA, MI PROBLEMA.
Mi casa, tu ganancia
La demanda de viviendas propias
en México y en el mundo se ha vuelto el negocio más rentable para los bancos y
las compañías constructoras quienes han visto incrementadas sus ganancias con
la venta de créditos hipotecarios a los trabajadores, principalmente, quienes
buscan fincar un patrimonio con una propiedad que les asegure a largo plazo una
vivienda digna.
La realidad ha sido otra. En
Estados Unidos por ejemplo, uno de los factores de la recesión que viven es el
vencimiento de las hipotecas y el consecuente decomiso de las viviendas por
parte de los bancos; en Europa, principalmente en España, cientos de trabajadores han sido
arrojados a la calle porque al perder sus empleos, los bancos han embargados
las casas sin miramiento alguno.
En México la
situación es diferente para los trabajadores, pero el negocio es el mismo.
Cuando se creó el INFONAVIT en 1972, el
Estado aglutinó los distintos proyectos
e instituciones destinadas a la construcción de viviendas y le da la facultad
de avalar los créditos otorgados a los trabajadores, pero sin verificar que las
casas cumplan con las normas de seguridad requeridas y mucho menos, que sean un
proyecto de “vivienda digna”: “El
pensamiento funcionalista llegó a reducir el concepto de “vivienda social” a
“vivienda mínima”, y por lo tanto, a “vivienda barata”, lo cual implicó una
reducción de la calidad del espacio y los materiales, bajando la calidad de las
condiciones de habitabilidad.”( Mtro. Arq. Javier Sánchez
Corral)
En este municipio, la regla se ha repetido hasta el
cansancio. Del primer conjunto habitacional INFONAVIT Rio Grande donde se
hacinaron familias con distintas costumbres y niveles educativos provocando el
conflicto que se superó solo con el transcurso de los años, hasta los más recientes
de Rio Escondido o la caótica Villas del Carmen, a las constructoras y a los
bancos, lo que menos les interesa es la calidad del terreno, de los
materiales o el número de miembros que
habitaran las casas.
La fuerte lluvia del pasado mes de julio volvió a
poner en discusión las viviendas que los trabajadores tienen que pagar:
permisos otorgados para construir en lechos de arroyos, deforestación para
construir hospitales y escuelas y todos ellos
fueron, en su momento, autorizados por el Comité de Desarrollo Urbano
presidido por el Presidente Vitalicio Elías Sergio Treviño, Ex presidente
Municipal. Y avalados posteriormente por Obras Publicas del Municipio y el
Presidente Municipal en turno.
El negocio es completo: las constructoras, muchas de
ellas creadas con capitales formados a la sombra de la casta que gobierna el
país, adquieren terrenos a los acaparadores de terrenos del municipio, evitan
los estudios de impacto ambiental y ocultan la existencia de arroyos pluviales
para vender casas de menos de 70 metros cuadrados a familias de, por lo menos 5
miembros, las que ““Si bien es cierto que
satisficieron la necesidad de una gran cantidad de gente, también cabe
mencionar que este tipo de vivienda presenta las dimensiones mínimas habitables
y la gente utiliza gran parte de sus ingresos para transportarse a los centros
de trabajo. La mayoría de estos conjuntos habitacionales carecen de comercio,
educación, cultura, así como lugares de esparcimiento, por lo que se convierten
en grandes dormitorios aislados de la ciudad.”
Elías Sergio Treviño declara que serán “más
exigentes” con los requisitos para autorizar la apertura y construcción de
nuevos fraccionamientos (sic) pero en ningún momento se habla de
responsabilizar a las constructoras, sus prestanombres ni a quienes cobraron
por cada permiso de reintegrar a los trabajadores su derecho a contar con una
vivienda digna, de calidad y de tamaño suficiente para toda su familia.
Toda obra pública o privada paga permisos al
municipio y en ningún momento la autoridad municipal ha ejercido el poder para
evitar que se sigan achicando los causes de los arroyos ni ha prohibido que se tapen
o que se construyan sobre ellos siendo responsables morales y éticos de
los daños materiales que han provocado en la ciudad las lluvias como las del
pasado mes de julio y que se repetirán por el cambio climática que el hombre ha
provocado.
Profra. Josefina Sànchez Ponce.
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