Frente de Guerra
¿Quién rezará a mi memoria,
Dios lo tenga en su Gloria,
y brindará a mi salud?
Seis años ya en que el
Ejercito y la Marina fueron destinados a la línea de fuego porque la sociedad
mexicana dejo de creer en la honestidad de la Policía.
En estos
seis años hemos visto como cientos de hombres que defienden la soberanía nacional
han caído en el cumplimiento de sus labores. Los miembros del ejército y de la
marina conocen y asumen el riesgo de su
profesión, sin embargo, hay otros profesionistas que han sido involucrados por
su vocación, sin pedir estar ahí pero que se niegan a abandonar la línea de
fuego: los médicos y enfermeras y los periodistas.
Sabemos
que cada vez que hay delincuentes heridos son llevados a los hospitales y se
establece un cerco de vigilancia que genera el temor entre los trabajadores
pero por los que nadie responde, ni los sindicatos y mucho menos las
autoridades estatales o federales; sin embargo, ninguno de ellos abandona su
puesto de trabajo.
Los
médicos han sido de los profesionistas mas
extorsionados en el país y nadie vela por su integridad.
En
estos seis años también el número de periodistas desaparecidos y asesinados han
muerto, para ellos no hay justicia. Si salen a cubrir un evento lo harán bajo
su riesgo, como en Siria o Afganistán. Las empresas han preferido no cubrir la nota
por temor o han blindado sus
instalaciones para protegerse de los ataques.
Pero
hay otra parte de la sociedad que tiene que vivir con la angustia de la
inseguridad: los trabajadores de la educación. Sin proyectos reales de
contingencia, con centros de trabajo abiertos y vulnerables, sin saber a ciencia cierta como manejar una situación
de violencia: ¿cantar en las aulas?, ¿aglutinar a los alumnos en los patios?
¿Prohibir que los padres recojan a sus hijos? ¿O dejar que los alumnos sean asesinados por
los fuegos entrecruzados?
Pero
más allá del terror en que vivimos y trabajamos es vergonzoso que, salvo en el
estado de Guerrero donde los maestros exigieron vigilancia constante en las
escuelas; todos los días vivimos dando gracias a Dios por regresar con bien a
los hogares. A la SEP solo le interesa que se cubran 200 DÍAS de clases, no
importa como ni con quien. Se ha dejado al “criterio” acudir al Centro de
Trabajo .
Los
gobiernos y los Sindicatos tienen una deuda con estas profesiones donde los trabajadores se han vuelto
prescindibles. Ya hay una propuesta económica para los miembros del ejército y
la marina, pero, ¿Quién responderá por la muerte o daño permanente de un
trabajador de la salud o de la educación en caso de ser victima de la
delincuencia en la realización de su trabajo? ¿Quién explicará a nuestros hijos
que también podemos ser victimas de la guerra por no abandonar nuestra labor?
En el
Frente de Guerra están las fuerzas armadas, pero como guerra también se tiene
que velar por quienes hacen posible que la paz siga siendo un espejismo en
México.
No
basta una tumba con ofrendas firmadas
por los gobernantes que el dolor arroja a la basura. Las muertes de los
mexicanos en esta guerra es el grito que se debe seguir escuchando exigir
JUSTICIA y el restablecimiento del Estado de Derecho.
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