NACIONALISMO POR DECRETO
Para conformar la nación mexicana, se han necesitado símbolos
que sumen esperanzas. Durante la colonia española, el símbolo de la Virgen de
Guadalupe (mestiza que representaba a una minoría) se presenta ante Juan diego (indígena
y miembro de una mayoría poblacional); fue utilizado durante el movimiento de
independencia para unir e identificar el sueño de libertad, de igualdad, el
sentido de pertenencia se cobijó bajo el manto de la guadalupana.
El Himno nacional representó, en su momento, el llamado a
la unidad ante la invasión norteamericana y su más grave consecuencia: la
pérdida territorial.
Posteriormente, durante el porfiriato era necesario
arraigar el nacionalismo a través de la enseñanza de la Historia Patria, es
decir, la historia oficial que engrandeció a los héroes de cien batallas que establecieron
las bases para el desarrollo capitalista que inició Porfirio Díaz y los científicos
a fines del siglo XIX y que concluyó, al perder los objetivos sociales en la
revolución de 1910.
En 1930 en la cúspide de los regímenes totalitarios y las
crisis de las democracias liberales, el presidente Pascual Ortiz Rubio tuvo la
ocurrencia de manifestar que Santa Claus era el símbolo máximo del
intervencionismo norteamericano y que era necesario erradicarlo de raíz de las
mentes de los infantes y que debería buscarse un símbolo NACIONALISTA; y como
nunca falta el lame botas oficioso, al Secretario de Educación Pública, Carlos
Trejo y Lerdo de Tejada, se le ocurrió
sustituirlo por la imagen más representativa que tendría el pasado histórico
(¿reconocía solamente a los aztecas y quizás a Teotihuacán como los únicos
pueblos prehispánicos?): QUETZALCOATL. Así que ese año se acarrearon a miles de
niños de las escuelas públicas para que fueran testigos de tan importante hecho
histórico porque los juguetes serían traídos por Quetzalcóatl en diciembre y
los Reyes Magos seguirían igual en enero (!)
Ahora en el 2017 cuando la minoría mexicana es el objeto de
la campaña xenofóbica del gobierno de Estados Unidos en su país y a México se
le señala por ser un país hundido en la corrupción y la ineptitud, el
Secretario de Educación Pública del Estado de Coahuila (espero que solo sea en
este estado) ha emitido un oficio para que en las escuelas de educación básica
(es decir donde acuden niños de 4 a 15 años) se incentive el patriotismo y el
nacionalismo. Es probable que el secretario no sabe que todos los lunes del
ciclo escolar se obliga la ceremonia de honores a la bandera donde se entona el
himno nacional mexicano y el himno coahuilense y además (también por decreto
estatal) se hacen referencia a los valores éticos.
¿Cuál es el objetivo de la casta gobernante? ¿Qué sea la
niñez, ahora, la que defienda en las calles lo que la corrupción pos
revolucionaria creo para México? ¿Qué sean los niños los que defiendan la
dignidad de los miles de migrantes que salieron de su patria porque la
corrupción les negó el derecho de soñar?
El nacionalismo se aprende viendo que lo que se construye en
la Patria es para sus hijos y no para quienes se benefician con el hambre del
pueblo.
El nacionalismo se practica cuando la justicia sirve para
asegurar la paz social.
El nacionalismo es un estilo de vida cuando se erradica la
corrupción y la impunidad deja de ser el fuero que protege al grupo económico
que detenta el poder.
El nacionalismo por decreto solo sirve para demostrar que
quienes gobiernan carecen de la autoridad civil o moral para elevar la voz en
defensa de un país tan agraviado como lo es en este momento México.
Profra.
Josefina Sánchez Ponce
jsanchezponce@hotmail.com
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