Como resultado de la investigación doctoral del antropólogo José de Jesús Hernández López, se ha encontrado que la producción tequilera de México esta produciendo enormes cantidades de aguas residuales, en una proporción de 1 litro de tequila por 10 litros de aguas residuales, lo que impacta directamente a la región tequilera de Jalisco, principalmente.
El investigador estima que por cada litro de tequila que se produce en México se contaminan diez litros de agua. Tan solo en 2008, se produjeron 300 millones de litros en el país, lo que representa un problema ecológico serio, pues no existe en el país una industria tequilera que trate las aguas residuales que genera.
En su tesis “El paisaje agavero: expansión y estatización. Ecología cultural política y nuevas formas de creación de valor”, el antropólogo propone que los industriales vean en el tratamiento de aguas residuales un subproducto que se puede aprovechar generando electricidad o biogás, además de la posibilidad de recuperar mucha del agua que se evapora durante el proceso.
Hernández López señaló en entrevista que mientras las fábricas de tequila están en manos de empresas transnacionales, la producción de materia prima es acaparada por unos cuantos intermediarios regionales, conocidos como “coyotes”, quienes aprovechan que los pequeños productores no están registrados ante la Secretaría de Hacienda, ni en el Consejo Regulador del Tequila, y se benefician con las negociaciones entre la empresa y el productor.
“Es necesario que desaparezcan los intermediarios para que los pequeños productores sean los que tengan el contacto directo con las industrias y obtengan una derrama económica mayor”, afirmó el antropólogo.
Pero sobre todo, para que se inicie un programa para la recuperación del agua residual ya que no debemos olvidar que el agave se produce en una región semiárida y que al estar siendo producido extensivamente esta empobreciendo el suelo; si a ello le sumamos la extracción del vital líquido, el futuro de la región es de pobreza extrema, porque no se contaría con ninguna otra fuente de ingresos para las comunidades que actualmente dependen de la producción del agave o de la elaboración del tequila para el mercado internacional.
Este estudio pone en evidencia una vez mas, la miopía en el diseño de estrategias económicas que apuestan al extraer la riqueza del suelo, sin planear estrategias sustentables que beneficien a los ecosistemas sociales que de él dependen.
Investigación: Profra. Josefina Sánchez Ponce
Fuente. Academia Mexicana de Ciencias
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