CUANDO LA VIDA PENDE DE UN EXAMEN
… y no precisamente un
examen médico, mucho menos un de conciencia, sino de un examen laboral, del que
depende la vida económica de una familia y algún día de una pensión digna para
la vejez, que en esta Patria nuestra ¡quién sabe lo que sea una pensión digna!
Hablo de un examen para la
permanencia laboral de los maestros. Hemos callado y dejado que las intrigas se
ventilen, sobre todo en la radio y en la televisión, porque la función de
un maestro es enseñar, dar clase,
orientar, curar raspones y hasta corazones rotos y de vez en cuando, hasta
llenar estómagos vacíos en lugar de exponer
la situación como empleado de la Secretaria de Educación Pública.
Y de un día para otro, un
organismo trasnacional, la OCDE fija sus ojos en los países pobres, los que
solo producimos mano de obra barata y mal pagada y se inicia la campaña de
llamarnos países de reprobados, los mexicanos no sabemos contar ni juntar
letras y los culpables son: los maestros, pero no cualquiera, sino los maestros
de las escuelas públicas porque los que trabajan en las escuelas privadas no
dicen nada, aceptan lo que dicen sus jefes – directores o se quedan sin empleo.
Y la campaña ha dado sus
frutos, los padres de familia ven a la escuela como la gran guardería donde
dejan a sus chicos mientras ellos trabajan. Nadie pregunta cuantas horas
dedican los maestros para preparar sus clases, materiales escolares,
planeación. Cuantas horas dedican al estudio y a preparar sus exámenes, porque
de verdad, los maestros siguen estudiando y capacitándose. Nadie pregunta
porque sus hijos no aprenden, porque no rinden, porque desertan.
¿Por qué entonces somos un
país de reprobados? Pues porque en un aula se hacinan hasta 45 estudiantes, la
mayoría de ellos mal comidos; en sesiones de 50 minutos o menos porque no hay
dinero para hacer escuelas de un solo turno; porque el maestro de secundaria
llega atender 240 alumnos en un día de
trabajo y uno de primaria 30 o 60 si trabaja ambos turnos. Porque para los
padres es vital trabajar para dar de comer que desviar tiempo para supervisar
el avance escolar.
Pero, además porque en el
país de papel en el que vivimos, la sola asistencia al aula, le garantiza al
alumno el 6 de aprobado, hay cumplido o no, haya aprendido o no, haya hecho el esfuerzo
o no.
México necesita, le urge una
verdadera reforma educativa que centre la atención en el desarrollo personal de
cada alumno. Que tome en cuenta sus habilidades y aptitudes para lograr que en
verdad la educación impacte, primero, en la mejora de su vida como individuo y
luego hacia la sociedad. Es necesaria una reforma educativa que regrese al
principio de una educación nacionalista que tenga como ejes rectores el
desarrollo de la ciencia, la tecnología y las humanidades y lograr erradicar la
miseria de nuestras comunidades.
El maestro es un elemento de
la educación, pero como trabajador se nos separó de la sociedad a la que
servimos porque, a fin de cuentas, en un momento el maestro fue la voz y la
conciencia de nuestros pueblos abandonados por la revolución
institucionalizada… y la conciencia no se puede permitir por los organismos
internacionales que solo les interesa la producción global que asegure la
acumulación de la riqueza en unas cuantas naciones.
Profra.
Josefina Sánchez Ponce
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