SURREALISMO MEXICANO
Concluyeron las elecciones del 1 de julio donde
millones de ciudadanos debimos elegir a
quien creyéramos capaz de sacar la casta y el valor para derrotar a la
delincuencia, la corrupción, la mediocridad de los gobiernos del siglo XX y lo que
va de este siglo.
Sin embargo, solo apenas un poco mas del 60% de
los ciudadanos sufragamos, el 40% restante decidió que la vida estaba en otra
parte.
En unas cuantos horas mas (o días) el TRIFE tendrá
la obligación de dictaminar si fue o no legal la elección del presidente de
México.
Sin embargo, los ciudadanos estamos consientes
que de refrendar el triunfo cuestionado del candidato del PRI, el país será gobernado
por la voluntad de una minoría de electores: apenas un poco mas del 30% de
ciudadanos votaron por EPN.
Las voces de inconformidad no podrán ser
acalladas, menos cuando e EPN se ha negado a un dialogo con los millones de
opositores sin partido que reclaman en la calle y a través de las redes
sociales su desconocimiento. “¿Cómo gobernará a un país de jóvenes si se niega
a escucharlos?”
El movimiento que surgió demandando la democratización
de los medios privados de comunicación ha tomado hoy otro derrotero que obliga
a imaginar distintos alcances de esa demanda:
Democracia, corrupción, compra de votos, manipulación
del voto por el hambre, descontento social, dejando de lado los temas que
involucran directamente a los jóvenes: NO hay lugar para ellos, ni laboral o académico
y menos aun dentro de la casta
gobernante.
La calle esta tomada pero faltan las
conciencias, los centros de discusión las universidades y la escuelas de
enseñanza superior que han dejado a un lado la enseñanza humanística en aras de
la globalización y su mundo de la tecnología, el “trabajo en líneas de producción”
Cuando Breton nombró a México un país
surrealista, no se refería sólo a los paisajes hechizantes y a la "belleza
convulsiva", sino, ante todo, a su carácter revolucionario.
El surrealismo se alimentaba de la identidad entre creación artística y revolución: en la meta común de transformar el mundo y cambiar la vida, la poesía y la actividad revolucionaria encontraban su unidad.
El surrealismo se alimentaba de la identidad entre creación artística y revolución: en la meta común de transformar el mundo y cambiar la vida, la poesía y la actividad revolucionaria encontraban su unidad.
El surrealismo del siglo XXI se ha vuelto vigente
hoy: los jóvenes con pelo de colores y vestidos estrafalarios; de traje con
IPad en la mano o en mezclilla y botas están gritando que este gobierno de corrupción
posrevolucionario que se adueñó de lo colores
de la bandera los ha refundido a un mundo de sueños, donde solo se vale soñar
que se es feliz.
La
realidad de nuestro México es otra: el desempleo, la delincuencia, la corrupción
es lo que ofrece el Nuevo PRI de siempre que sigue negando escuchar a los jóvenes
que no callan y agachan la cabeza para que los dinosaurios institucionales
vuelvan a adueñarse del destino de la Patria.
Ya no importa si se es #132 o un llamado a México
despierta o como se llame la red, lo que importa es tomar en serio la participación
de la generación de los que nos sustituirán en un futuro no muy lejano DEMOCRACIA
O IMPOSICIÓN, JUSTICIA O SILENCIO; DIALOGO O SORDERA INSTITUCIONAL; GOBIERNO DE
MAYORÍA O IMPOSICIÓN.
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