LA CONSTITUCIÓN: TAN REAL COMO UN SUEÑO.
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es La Constitución? ¿Y tú me lo preguntas?
La Constitución... eres tú.”
Eso diría Bequer si se lo preguntáramos hoy.
En 1917 nació un proyecto de pacto federal que buscó conciliar los intereses de grupos tan distintos como lo fueron los grupos militares defensores aun del regionalismo decimonónico y del capitalismo que estaba sentando sus raíces en el territorio nacional y la incipiente clase media que buscaba su inserción en el poder y en la generación de la riqueza económica y cultural de un México asolado por mas de 30 años de dictadura y una guerra civil que llevaba ya casi 10años.
A una propuesta de grupo presentada por Carranza se levantaron las discusiones de quienes defendieron y lograron que se integraran las demandas sociales, avanzadas para su época.
La Constitución vigente esta a 6 años de cumplir 100 años y esta muy lejos de ser ese documento tan soñado por un grupo de hombres que creyeron que las Leyes se creaban en México para ser respetadas y cumplidas por todos los mexicanos.
Lejos de esos sueños, nuestra Constitución ha sido reformada, hasta julio del año pasado en 197 ocasiones, siendo los articulo 3 y 27 los que mas modificaciones han recibido sin que con ello se haya logrado ni la autonomía alimentaria ni la generación de una Educación de calidad que sirva para la generación de una tecnología propia.
Por el contrario, cada reforma solo da la apariencia de seguir siendo para proteger intereses de grupos, en particular de la casta política que es la que se ha beneficiado con su gobierno de espaldas al pueblo y que amparado por el “Fuero Constitucional” se ha corrompido y propiciado la perdida de confianza en el sistema legal mexicano.
No es posible que 197 reformas estén aprobadas por diputados y senadores que no han sido electos ni por el 20% de los ciudadanos y que ha sabiendas no se obligue a la casta política a trabajar por ganar y generar la confianza de la mayoría real de los electores no se toque de fondo la necesidad de obligar a las instituciones políticas a crear y generar una educación política que convenza a los ciudadanos a sufragar y que si no votan mas del 50% de electores registrados en la lista nominal se declaren nulas las elecciones, se convoque a nueva elección y que esta sea a cargo de las prerrogativas de los Partidos Políticos.
O que en esas reformas no se obligue a cumplir cabalmente los periodos apara los que fueron electos los ciudadanos que dicen, cínicamente, representarnos en todos los niveles de gobierno.
Quizás lo que hace falta es una nueva Revolución donde México sea el punto de partida y los mexicanos asumamos la responsabilidad de cumplir con nuestras leyes, empezando por los que juran “Cumplir y hacer cumplir la Constitución y la Leyes que de ella emanan”.
Es el momento de iniciar una reforma de estado a fondo y el punto de partida puede ser la aplicación de esa ley a quienes desde los gobiernos han saqueado las riquezas de México.
Los generadores de la riqueza en México y que representamos casi el 59% de la población, estamos hoy fuera del proyecto de nación.
El SNTE dirige los destinos de la educación a la que ha hundido en la mediocridad al colocar “chambistas” como maestros y burocratizando el derecho a capacitación de los maestros reales que día a día callan ante el desprecio social que ha generado Elva Esther Gordillo y sus ambiciones de protagonismo político y la corrupción que avala dentro el sindicato. Los obreros que construyen en cada fabrica los ingresos económicos de México son despreciados por los “lideres” obreros que viven a todo lujo mientras que cada uno de sus “compañeros” debe sobrevivir con salarios miserables.
El campo agoniza pero exportamos frutas y verduras que tienen demanda en el mercado mundial aunque tengamos que importar los básicos de la canasta alimentaria mexicana.
La Constitución Social de 1917 sigue siendo un sueño del que nadie quiere despertar porque entonces nos daríamos cuenta que los gobernantes son prescindibles cuando se ejerce la soberanía del pueblo
Profra. Josefina Sanchez Ponce.
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