domingo, 9 de febrero de 2014

Fin del sindicalismo a la mexicana

Trabajador sin conciencia de clase.

Primero fue el salario mínimo
….y no dije nada
después fue el pacto salarial
… y tampoco dije nada
luego la reforma laboral
… y guardè silencio
Ahora es el aumento del ISR
…. y nadie levanta la voz por mi
( Yo)


El movimiento social de la Revolución Mexicana de 1910 contó con la participación de los trabajadores y su incipiente conciencia gremial. No importaba si eran mineros, obreros, empleados o campesinos: los unía el deseo de mejorar sus condiciones laborales y la casa del Obrero Mundial dio testimonio de ello.


Al triunfo del movimiento armado las demandas quedaron plasmadas en el artículo 123.


Pero la unidad de los trabajadores era una amenaza latente para la casta gobernante que se adueñó del sueño de democracia y Lázaro Cárdenas sectorizò al movimiento obrero para que cada uno por su lado centrara sus demandas unilaterales, traicionando el espíritu de clase.


La casta política priista manejo el sindicalismo “oficial”. Ejemplos son  la CTM que era la encargada de ungir a los candidatos designados por el dedo presidencial y el  SNTE fue el responsable de llenar boletas electorales en un país dominado por el analfabetismo a cambio de  escaños en los congresos  para los líderes sindicales.


A fines del siglo XX la OCDE dicta las reglas mundiales de las relaciones obreras patronales y en Mèxico el derecho de huelga, usada como forma de chantaje por las centrales obreras, dejó de ser una fuente de conciencia gremial. El salario mínimo impera y el sueño de “un salario que sea suficiente para proporcionar al trabajador y a su familia condiciones de vida digna”  se evaporò con el sueño de los derechos sociales.


La paulatina estrategia de pulverizar cualquier intento de unidad de clase tienen hoy como blanco a los trabajadores de la educación. La campaña mediática trazada desde la SEP qué culpa únicamente a l@s maestr@s de la debacle educativa ha provocado la sorna y el escarnio de una labor digna que es la base de la superestructura del estado.


Castigar a los trabajadores de la educación que se preparan y capacitan para alcanzar mejores salarios para ellos y sus familias elevando el ISR al 35% es el colofón a una reforma educativa que escondiò la intención de una reforma laboral en contra del magisterio que perdió su conciencia de clase en aras del aula y de la enseñanza.


Ante ello, es necesario reconstruir  la conciencia de clase y establecer la unidad entre los trabajadores. El enemigo a vencer no es el trabajador profesionalizado, sino la casta gobernante que ha acatado las disposiciones de un organismo internacional que prioriza la concentración de capital en unas cuantas manos a costa de la pobreza de las naciones … y el hambre que padecen millones de mexicanos da testimonio de ello.

Profra. Josefina Sanchez Ponce

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