domingo, 18 de abril de 2010

EL BOSQUE

“A Juan le gustaba mucho su hogar porque lo veía hermoso, el mismo lo cuidaba.
Salía a pasear por el bosque.

Un día su solitario paseo fue interrumpido cuando vio que algo se movía por la hierba, se acercó para ver lo que era y descubrió una serpiente.

Por cierto, Juan era un enorme oso Grizzli.
Se acercó con cuidado y vio que la serpiente estaba herida.
¿Qué te paso? ¿Por qué estas tan lastimada?, preguntó.
La serpiente respondió que unos humanos la querían cazar pero que ella se había escapado.
…¡pero me lastimaron!!.
Entonces el oso Juan curó a la serpiente sus heridas y la llevó con él a su cueva.
Pasaron los días y la amistad creció entre los dos.
Un día observaron en sus caminatas que el bosque estaba desapareciendo, la basura aparecía en su lugar y de los animales solo encontraban sus restos, sin piel o sin cabeza.
El hombre estaba invadiendo su hogar.
Y una mañana los amigos se separaron, cuando la serpiente buscó al oso Juan, no lo encontró.
Lo buscó por largos días hasta que encontró sus restos: había caído en una trampa y los cazadores le quietaron la piel, llevándose también la cabeza como trofeo.
Sola y triste la serpiente subió a las ramas secas de uno de los pocos árboles que quedaban. El silencio era interrumpid por el ruido de los aviones, Ya no había cantos de aves ni sonido del agua corriendo por el arroyo.
Los hombres tampoco iban ya al bosque porque este había muerto y un día un cerillo arrojado incendió lo que quedaba acabando también con la soledad y tristeza de la serpiente. Callando para siempre al único testigo de la ignorancia humana.”

Ma. Guadalupe Robledo Aguilar
3ero. E
Esc. Sec. “Benito Juárez”

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