Suave Patria: tú vales por el río
de las virtudes de tu mujerío.
de las virtudes de tu mujerío.
En el fragor de la batalla las voces se confunden. El dolor de las heridas se pierde con el último suspiro de vida. Las teclas de las máquinas de escribir no dejan escuchar las voces de quienes crean .Hombres y mujeres dejan de existir para crear el mundo del hoy. Hombres y mujeres de México se olvidaron momentáneamente de la diferencia de géneros y solo fueron combatientes en el campo y en las aulas por el derecho de heredar a sus hijos un país libre.
Pero al recordar, ocultamos a la mitad de los combatientes: las mujeres se vuelven de cristal para dejar pasar a través de ella las historias oficiales de los hombres que dirigen o gobiernan; que mandan o hacen leyes; que crean o que destruyen.
En el México de 1910 las mujeres carecían de todo derecho, inclusive del derecho de de hacer historia. Una de ellas fue la Lic. Clementina Batalla Torres, alumna distinguida de Antonio Caso en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de donde gradúa con la máxima calificación con su tesis sobre “El Trabajo de las Mujeres” siendo la segunda mujer que pudo graduarse como abogada en nuestro país. Mujer criada bajo las discusiones que imperaban en su hogar sobre las teorías políticas de los Hermanos Flores Magón y el Partido Liberal Mexicano que la formaron como una férrea defensora de los derechos de las mujeres para ser consideradas como ciudadanas con derechos para elegir y ser electas, además de tener los mismos derechos laborales que los hombres reclamaban en 1910.
Quizás su nombre por si solo no dice nada hasta que se completa con un apellido tan honrado en el sistema educativo nacional: Bassols.
La voz femenina publica calla, se esconde, para dejar fluir la figura del creador de teorías políticas y filosóficas que buscaba influir en el trazo de una senda para nuestra patria posrevolucionaria: Narciso Bassols
Al contraer matrimonio, Clementina abandona su proyecto personal y se dedica a su familia. : “…en esos años veintes, y hasta los treintas, era vivir en el México semipatriarcal que apenas la Revolución había conmovido, pero en el cual había costumbres, y, por supuesto, no era costumbre que la mujer trabajara fuera de la casa”
Las ideas se siguen gestando a la par que los años transcurren. Las demandas por el derecho al voto femenino, los reclamos de salarios justos para hombres y mujeres, esperan, el deseo de regresar al aula y a la difusión del pensamiento es latente.
A los 60 años de edad, después de educar y formar a una familia, de seguir a su esposo hasta la muerte en las vicisitudes que da la vida honrada y fiel a los principios; regresa a la vida publica y se integra como si nunca hubiera estado lejos: La defensa de la política nacional de No Intervención ante los intereses de Estados Unidos para derrocar a la Revolución Cubana: la defensa de los derechos políticos de las mujeres, pero sobre todo, la lucha por la paz.
Hoy, a unos cuantos días de celebrar 100 años de una Revolución que esta registrada en la Historia del Mundo como la primera de tipo social que se originó en el siglo XX y que se consolidó en una Constitución que estableció los Derechos Sociales de los que hoy gozamos los mexicanos debemos de revisar las aportaciones de quienes abrieron el camino para la participación pública de la mujeres.
Traiciona a las MUJERES que nos han dado, también ellas, PATRIA Y LIBERTAD, cada mujer que no vota, que vende el voto, que deja hacer, que deja pasar a los usurpadores del poder que, al igual que los realistas que fusilaron a las mujeres insurgentes hace 200 años, están llevando hoy al patíbulo a las mujeres migrantes, a las indígenas, a las niñas prostituidas por que 100 años después de esa REVOLUCIÓN aún el hambre es lo único que poseen millones de nuestras hermanas de género
Voy a celebrar este centenario alzando la voz por las mujeres asesinadas de México y que aun hoy no encuentran justicia. Para que dejemos de ser de cristal y nos volvamos de cuerpo presente en la construcción de una nación que ya lleva 200 años de proyectos sin futuro y sigue expulsando a sus hijos por hambre.
Profra. Josefina Sánchez Ponce